Dave es un escultor de sensaciones, crea imágenes inquietantes dominadas por el horror corporal. Un horror que explora los miedos del hombre frente a la transformación física, la mutación o la infección, el contagio. Podríamos incluirlo en un nuevo concepto llamado “la Nueva Carne”, en el que podemos encontrar como claro exponente al cineasta David Cronenberg . La Nueva Carne experimenta con estos miedos a la transformación física y el contagio de infecciones, mezclando el terror físico con el psicológico. Aunque esta corriente destaca por la mezcla visceral de la carne con lo metálico, Dave Cooper se centra más en la perversión de la carne y de la unión entre sexualidad y violencia. Siempre desde un punto de vista muy ligado al humor, separado por una delgada línea ya que puede que esas imágenes dantescas nos confundan, pero también nos divierten.
En nuestro país hemos podido disfrutar (aunque hace tiempo que los publicaron) de varios cómics de Dave gracias a la colección Brut Comix de Ediciones La Cúpula. Uno de los más conocidos es la serie de 4 números Escombros, el status de Knuckle (título original Crumple), en el que podemos seguir las desventuras de un patético personaje llamado Knuckle y su pervertido amigo con forma de perro. Estos melodramáticos personajes se van a ver envueltos en una conspiración lésbica alentada por seres extraterrestres. Algo de lo más normal, en un mundo en el que Dave Cooper consigue mezclar las más oscuras perversiones con imágenes dulces y sensibleras.
También llegó hasta nosotros Dan y Larry, otra pareja de seres desdichados. Dan es una especie rara de pato y Larry un ser pseudo robótico. Tras la aparente ingenuidad e inocencia que desprenden se muestran temas como la humillación, la pérdida de la inocencia o los abusos sexuales. Todas las obras de Dave, pese a pareces a primera vista un agujero de depravación, contienen en un interior una crítica y severa moraleja hacia el hombre y la violencia.
Ahora llega hasta nosotros, también editado por La Cúpula, Flujo. Una cómic que si bien conserva el estilo gráfico de sus trabajos predecesores, baja un poco los niveles de “incomodidad y perturbación” que van ligados a su obra. Flujo, trata las enrevesadas relaciones sexuales de un pintor fracasado con su modelo y de cómo van cambiando su criterio sobre la belleza y la sexualidad.
Dave Cooper es pues, un autor único, muy complejo artísticamente pero visualmente explosivo y transgresor. Imposible no sentirte confundido o turbado después de leer su trabajo y ahí es donde radica su grandeza como artista, la belleza de unas imágenes chungas, pero que muy chungas.
Un maestro.
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